Grabada en numerosos petroglifos y en venus
de terracota del paleolítico, la espiral es un símbolo ancestral y
universal que acompaña a la humanidad desde el principio de los tiempos.
De
lo más pequeño a lo más grande, desde nuestro ADN hasta las galaxias,
es una de las formas más frecuentes en la naturaleza. Numerosos seres
vivos crecen y se desarrollan en patrones relacionados con la misma.